miércoles, 3 de septiembre de 2008

Enrique Molina Garmendia


Enrique Molina Garmendia nació el 4 de Agosto de 1871 y murió el 8 de marzo de 1964 en Concepción a la edad de 93 años. Estudio en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, graduándose como pedagogo en Historia y Geografía en 1892 y en la Escuela de Derecho, obteniendo su título de abogado en 1902.
Molina Garmendia fue un genio, capaz de estudiar varios idiomas extranjeros para estudiar la obra de los pensadores en su idioma original. Tiene una destacada y vasta obra literaria y filosófica que es reconocida a nivel internacional. Entre sus obras se cuenta: La misión del Profesor y la Enseñanza (1907), La filosofía Social de Lester Ward y la Ciencia y el Tradicionalismo (1909), El pragmatismo de Williams James, Filosofía Americana, Las democracias Americanas y sus Deberes, Proyecciones de la Intuición, Nietzsche Dionisiaco y Asceta, La herencia moral de la filosofía Griega, La Filosofía en Chile en la primera mitad del siglo XX: Notas y recuerdos. Como reconocimientos a su ardua labor en pro de la educación recibió 'el título' de profesor honoris causa de la Universidad de Concepción y rector vitalicio de la Universidad de Concepción. Además, fue reconocido en sus incontables viajes al extranjero con múltiples condecoraciones, entre ellas: medalla Goethe, Alemania, Miembro académico de la facultad de filosofía de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, Oficial de la Academia del Ministerio de Instrucción pública, Francia, Caballero de la corona, Italia, Miembro del Ateneo, México, Premio de Arte de la Municipalidad de Concepción, 1953, Chile.
Su vida siempre estuvo ligada a la educación; se desempeño como: profesor del Liceo de Chillán hasta 1903, Profesor del Liceo de Concepción (actual Liceo Enrique Molina) desde 1903-1905, Rector del Liceo de hombres de Talca desde 1905-1915, Rector y profesor del Liceo de Concepción desde 1915-1935, Presidente del Comité pro-universidad en 1917, Profesor de Filosofía y Sociología de la Universidad de Concepción desde 1919 y Ministro de Educación Pública en los años 1947 y 1948.
En el Liceo de Talca tuvo una dificil tares, el trabajar como rector no era nada tan sencillo; había personajes que actuaban como "profesores" y siempre discutían las ideas de los rectores en las tertulias de las casas principales. Por tal razón, Molina llevó a Alejandro Venegas de vicerrector como su apoyo principal para plasmar sus ideales. El consideraba ocupaba " un viejo caserón de un piso, achaparrado, ruinoso, y por entonces, sucio". Nada para inspirar el cultivo del conocimiento. Tanto era el frío que los profesores, en invierno, entraban con un ladrillo caliente "de estufa personal". La disciplina era feroz, con castigos de más de 100 horas...entre los más sancionados, nada menos, Mariano Latorre.
Más modernos, Molina y Venegas oían a los estudiantes y crearon las conserjerías sistemáticas para atender a sus demandas y necesidades, así como también se remozó y pintó completo el caserón que no había visto un aseo profundo en años. También despidieron profesores de larga data, los no dispuestos a reformar el sistema de enseñanza que ellos traían del Instituo Pedagógico y del célebre Congreso Educacional de 1903, donde se enfrentaron los humanistas con los que querían una formación más práctica.
En la Universidad de Concepción fue rector desde la fundacíon de esta en marzo de 1917 hasta abril de 1956. He aquí algunas citas en relación a la formación de la Universidad.

- "La universidad, además de que forme profesionales de carreras liberales y profesionales técnicos, como los reclamaba el desarrollo e incremento de la riqueza nacional, sea un centro de variadas informaciones para el público, de extensión universitaria, de investigaciones y experimentaciones científicas y de fomento de la más alta cultura literaria, humanista y filosófica".

- " El alma de la universidad tiene que formarla un ambiente filosófico y ético, que dejandose sentir en cada escuela, encuentre su expresión definida en una facultad central de filosofía y en el cultivo de las humanidades".

- "El campanil, cortándose sobre los oscuros pinares y en el luminoso raso del firmamento, es bello. Será siempre bello. Va a ser el símbolo universitario por excelencia, signo de rectitud y elevación, columna que difundirá en las almas goce, placidez y serenidad, flecha que apunta a la altura, como la filosofía, donde más allá de las nubes que amedrentan, triunfa la claridad celeste".